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Arquitectos: Diana Radomysler, Lair Reis, Studio MK27 - Marcio Kogan
- Área: 1343 m²
- Año: 2011
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Diez años atrás, cuando StudioMK27 trató de construir un proyecto con hormigón a la vista, muchas constructoras dijeron que esto era prácticamente imposible. ¿En Brasil, que tiene una vasta tradición de arquitectura moderna con hormigón a la vista? Así es, ya que durante un período determinado, en los años 90, el uso del material se redujo drásticamente, restringido a unos pocos arquitectos que lo utilizaron experimental y esporádicamente, sin generar un nuevo período de su uso constructivo.
A lo largo de la última década, el reconocimiento del diseño y las especificaciones de hormigón visto, se ha revisitado y desarrollado. Los brutalistas modernos adoptaron el hormigón a la vista, con el pretexto de la verdad formal. En la realidad, el hormigón armado requiere la construcción de encofrados complejos, generalmente con madera nueva y de buena calidad, convirtiéndolo en un material costoso. La construcción de una textura rasgada necesita carpintería precisa en una mano de obra completamente artesanal, para realizar el montaje del negativo de la construcción. Además, el hormigón necesita una composición cuidadosa para poder trabajarlo adecuadamente antes de solidificarse. Cuando se retiran los moldajes, el concreto está prácticamente en su configuración final, por lo que es un proceso arriesgado, con poco margen para el error.
El hormigón es, por otra parte, un tipo de rayos X de la construcción y del paso del tiempo, donde la superficie se impregna no sólo con los defectos más pequeños, sino también con los nudos de la madera. Se ha dicho del hormigón, que es como piedra líquida. La experiencia de la construcción en hormigón visto durante estos últimos diez años ha demostrado al StudioMK27 la imposibilidad de elaborar un material absolutamente perfecto. La Casa Ipes incorpora esta experiencia de diseño y construcción.
En el proyecto el material se utiliza de una manera radical en todo el volumen superior, mientras la gran caja de hormigón pareciera estar flotando encima de un volumen de vidrio. En la sala de estar, que sigue al porche, la terraza y el jardín, las puertas correderas se abren completamente, diluyendo la división entre interior y exterior. La entrada principal se plantea a través de paneles pivotantes que también se abren por completo al antejardín. En el espacio interior, un sofá largo con forma irregular se retuerce alrededor de la habitación, generando un espacio sin jerarquía entre las diferentes orientaciones.
En la planta superior, la sala de televisión distribuye la circulación a las habitaciones, que se iluminan mediante un bloque de madera permeable, a modo de vano, en la pared de hormigón de la fachada. Las celosías de madera ofrecen gran confort térmico al interior y hacen posible controlar totalmente la iluminación.
La estructura de la casa incorpora grandes luces que acentúan la idea de una caja flotante, además de propiciar un espacio totalmente libre y continuo. El uso del hormigón visto hace referencia a los edificios modernos, estética y funcionalmente, como en un diálogo con esta arquitectura moderna. La Casa Ipes, con sus grandes luces y material en bruto, transmite sobriedad y el hormigón impregnado por el paso de los días, denota la vida y el paso del tiempo en el proyecto.